¿ Cuánto vale mi empresa ?

En las encuestas que periódicamente se realizan a los economistas valencianos, una de los puntos que recurrentemente aparece como problema de la economía regional es el inadecuado tamaño, por pequeño, de las empresas de nuestro entorno. Estamos de acuerdo que el tamaño aporta ventajas a las empresas como son, entre otras, el hacerla más atractiva a mejores profesionales, tener mayor facilidad para acceder a la financiación –sabiendo lo difícil que es para todas- y tener más masa crítica para abrirse a nuevos mercados y productos.

Como evolución natural, muchas compañías son adquiridas por otras con el fin de conseguir sinergias que haga más competitiva a la nueva y mayor empresa resultante. Estos procesos, largos y complejos, conllevan una valoración de la empresa en la que los expertos encargados de la misma analizamos con máximo detalle a la empresa que va a ser cambiada de manos, y también como la empresa resultante va a tener un valor superior al que inicialmente tenían sus partes.

 

Y aunque no se esté embarcado en un proceso de compra-venta, siempre es necesario saber que vale la empresa en la que uno invierte capital, tiempo e ilusión, sin quedarse en una simple intuición sino mediante ese riguroso proceso de valoración. Estas valoraciones se tornan imprescindibles en procesos de salida a mercados de capitales, en procesos de herencias, para ligar a sistemas de retribución en función del valor creado por la empresa, para la toma de decisiones estratégicas, para valorar líneas de negocio, etc.

 

En cuanto a métodos de valoración, nos encontramos con que los principales son (Fabregat, 2009)(Fernández, 2008):

 

 

Métodos Estáticos: se basan en el balance de la empresa. Nos encontramos con diferentes submétodos dentro de este capítulo:

 

o Valor contable: es el valor de los recursos propios que aparece en balance. Es un método muy pobre, sujeto a la subjetividad de los criterios contables utilizados y sin adecuarse a “mercado”.

o Valor contable ajustado: este método trata de salvar el inconveniente que supone la aplicación de criterios exclusivamente contables en la valoración. Cuando los valores de los activos y pasivos se ajustan a su valor de mercado, se obtiene el patrimonio neto ajustado.

o Valor de liquidación: Es el valor de una empresa en el caso de que se proceda a su liquidación, es decir, que se vendan sus activos y se cancelen sus deudas. Este valor se calcula deduciendo del patrimonio neto ajustado los gastos de liquidación del negocio (indemnizaciones a empleados, gastos fiscales y otros gastos propios de la liquidación). La utilidad de este método está restringida a una situación muy concreta de la empresa.

o Valor sustancial: El valor sustancial representa la inversión que debería efectuarse para constituir una empresa en condiciones idénticas a la que se está valorando.

 

Métodos Dinámicos: se basan en la riqueza futura que generará la empresa. Tenemos:

 

o Descuento de flujos de caja: Dicho método analiza y estima los resultados futuros de una empresa para determinar el precio de las acciones o el valor de la empresa en el presente a partir de la actualización de dichos flujos descontándolos a una tasa media ponderada de los recursos financieros utilizados. Como afirma Fernández, Pablo: “Constituye el único método de valoración conceptualmente correcto”.

 

Métodos compuestos: intentan aportar a la vez la visión estática y dinámica de la empresa. Parten del balance actual y le añaden un plus adicional en función de la generación de beneficios futura.

 

Métodos de valoración por múltiplos: consiste en encontrar una relación entre el valor de la empresa y alguna otra variable que permita extrapolar los resultados a otras empresas. Tenemos:

 

o Valor de beneficios. PER: se obtiene el valor de las acciones multiplicando el beneficio neto por un coeficiente (PER: price earnings ratio)

o Valor de los dividendos: teniendo en cuenta el valor de los dividendos a recibir sobre la rentabilidad exigida a las acciones

o Múltiplo de ventas: multiplicando su cifra de ventas por un número

o Otros múltiplos: sobre otros valores como puede ser el Ebit o el Ebidta.

 

Como vemos tenemos diversas alternativas de valoración, siendo lo habitual y razonable que valoremos la empresa en funcionamiento en función de su capacidad de generar Flujos de Caja, descontados a una tasa de descuento adecuada para el tipo de Flujo que estemos descontando. Desde Apunte ofrecemos a las empresas nuestra experiencia en procesos de valoración empresarial y líneas de negocio para que sepa cuál es el verdadero valor de su compañía.

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