Volviendo la vista atrás sobre análisis de situaciones económicas similares a la que estamos viviendo, encontramos un artículo de 1.984 en el número 15-16 de la revista Cuenta y Razón de D. Santiago Foncillas, presidente del Círculo de Empresarios en aquella época, titulado “La hora de la empresa privada”.
En este artículo, D.Santiago relata como en una entrevista televisiva le preguntaba el presentador, en un entorno de crisis como era la de aquel año 1.984, qué se podía hacer. Y él le respondía que reducir gastos, pues “…Nadie puede gastar más de lo que tiene. Nadie puede estirar el brazo más que la manga. Bueno, pues en España lo llevamos haciendo así muchos años”.
En otro apartado de su magnífico artículo, señala D. Santiago Foncillas que no es más Estado la solución y sí la iniciativa privada:
“La persistente crisis económica alienta el pesimismo: que el Estado nos acoja a todos. El gran patrón es la solución.
¿Cómo crear puestos de trabajo si lo que exigen los tiempos es la reconversión del aparato productivo, con lo que ello supone, desgraciadamente, en el campo de las relaciones industriales?
A pesar de las dificultades, sólo desde la iniciativa privada y desde la libertad -libertad que implica flexibilidad en todos los mercados: laboral, bienes y servicios- podrá superarse la grave crisis que parece ahogarnos….Desde la libertad, nuestra obligación es resistir, sanear las empresas y convencer a todo el mundo que no hay otro camino.”
Sigue en otros apartados de su artículo con estas palabras:
“Dentro de este panorama de economía libre, la empresa es el núcleo fundamental. La empresa no es más que la cristalización de la capacidad transformadora del hombre, una síntesis de múltiples iniciativas. Por la empresa pasan el empleo y los recursos.”
“Sin crisis no hay progreso. Y para superar la crisis hacen falta equipos humanos y dirigentes valiosos que perciban la necesidad de innovación”
“La existencia de equipos directivos que apoyen las tareas del empresario relativas a los aspectos distintos de la innovación contribuye a facilitar la labor creativa y de impulsores del desarrollo económico que Schumpeter le asigna a los empresarios. Estas ideas siguen en pie. Hoy más que nunca percibimos la necesidad de innvación en la empresas y la asunción plena, por parte de los empresarios, de su papel de liderazgo en la sociedad. Ser líder es aceptar responsabilidades, no escurrir el bulto, actuar, transigir”
La verdad es que no pueden estar más de actualidad estas palabras, más de veinticinco años después.